I
…de pronto los
rostros se igualaron/
y el frio se sintió
tristemente familiar/
como a soledad/
como a
comodidad/
como a esa
verdad que realmente le había perdido/
como nuestra
existencia disuelta en este mundo.
II
El cielo sobre
mi andar no volvió a ser el mismo/
sin su habitual
emoción se presentan los días y las noches/
algo falta en
la ecuación que le da forma a mis días/
no puedo oír
nada más que aquellas canciones/
no puedo
recordar los sueños que conformaban mi esperanza/
no puedo sentir
el aroma del amanecer/
no puedo
percibir el tiempo que recorre mis venas/
realmente he
pasado a las filas de los fantasmas.
III
Las razones por
las cuales decidí perder/
yacen pudriéndose
camino al paradero/
las excusas por
las que deje me mintieran/
se alejan como
insectos que odian el día/
la conciencia
que adquirí de mi autosabotaje/
no resulto tan
pasajera como el ardor del ultimo trago.
IV
¿Cuantas veces
la desilusión fue mi alfombra que vuela
entre los edificios desteñidos por el paso del sol?
entre los edificios desteñidos por el paso del sol?
¿Cuantos rostros
dejaron caer su máscara de anónimos para formar parte de mi tropa de
sobrevivientes?
¿Cuantas veces
he estado de vuelta por estos viajes sentimentales para observar la realidad
desde lo alto?
¿Cuantas veces
la novedad fue el sendero que me ha llevado a tener nuevas visiones de las formas
y su fondo?
¿Cuantas veces
se puede tener un cachorro y descubrir que el infierno no era lo
suficientemente caliente como para derretir un corazón?
© Fran Terrones Julca
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