por: Fran
Hubo un tiempo en el que esta ciudad me parecía casi infinita y la idea del tiempo manejable, eso era antes de los conceptos de libertad, antes de los últimos conceptos de amor ya casi no recuerdo aquellos días, pero me asaltan sensaciones estimulantes cuando escucho música, sobre todo el Heavy Metal, (o Glam Metal, como quieran llamarlo, en aquel tiempo todo era lo mismo), pues era un tiempo bastante romántico, en todo sentido, de mucha acción y donde, al menos yo, me permitía cualquier cosa, hoy no han cambiado mucho las libertades, pero si las decisiones.
Es gracioso como muchos recuerdos en mi mente llevan con esta música de fondo como un soundtrack para mis recuerdos, generalmente mas alegres de lo que deberían ser y esto seguro podría sorprender a mas de uno que cree que me la paso padeciendo, no es verdad, si bien se sufre cuando se pierden los buenos momentos, el tiempo hace que tengan un gusto diferente, quizá esto hace que perdonemos ciertas cosas y ciertas no, no lo se con exactitud, este campo aun lo estoy recorriendo y poco o nada puedo decir de lo que perciba mañana.
Volviendo a lo musical, es esta la magia de la música, pero claro todo tiene su excepción, hay algunos temas que son atemporales, esto me pasa con el Progresivo, ya que es una música la cual escucho todo el tiempo sin que importe la antigüedad de la banda, porque claro hay tantas bandas que ni conozco que podría estar en esto hasta el día de mi muerte, pero no puedo dejar de oírlo.
Hemos edificado una ciudad dentro de esta
a la que nos retiramos sobre estridentes notas
golpes de baterías
complejos trastes
en las paredes aun nuestros nombres
de las bandas
de las bandas
y los de las chicas que nos olvidaron.
Muchas veces pienso que de no haber tenido tantas aventuras quizá fuera mas fácil tener una expectativa mas perenne en un mundo que me resulta cada vez mas carente de esencia, como una superficie lisa donde alguna vez hubo polvo, sangre y flores, las filosofías de vida particulares son c tan escasas que las vistas aéreas mostrando la verdad... que esta es una área de fabricas creadoras mentes en serie.
La música de aquel tiempo solía ser un refugio invisible (casi inexistente) que albergaba nuestro presente; hoy cuando pongo play, sostengo un trago y miro al exterior, al cielo o a la nada, no importa parece proyectarse todo desde los albures de un inconsciente, es en este momento en el que entiendo que no todos se conectan así con la música… me hace sentir solitario? soy especial?, solo afortunado.
Solo soy solo un recolector de emociones que hace lo que puede y de muy torpe manera explayando el sentir con palabras, como sea: ¿En que estarían pensado todos aquellos magos de los instrumentos, de las voces para hacernos caer en este efecto?, acaso pensaron “Con este tema les voy a joder la cabeza!!!”.
Creo oportuno mencionar que cada rama de la música crea en mí un efecto diferente o son mis sentidos quienes se sienten de manera cómoda con un estilo deferente de música, como instintos extraños poseídos por una libertad absurda, hoy me puedo dar el lujo de decir “QUE CARAJOS IMPORTA”… a estas alturas del partido y viviendo lo vivido.
Es curioso que hoy solo recuerde un montón de cosas buenas de aquellos tiempos, ni lo triste de esas baladas llega a dar pena, todo se ha convertido en una gran exposición de imágenes en movimiento que recorro a cada canción como en una galería de sueños extintos que se parece mas a mi hogar que mi propia casa, después de todo siempre he sido un callejero.
Sin nada que profanar, si pecados que vivir, como que las cosas han perdido en algo el gustillo de aquellos días, no ir al colegio, escaparse del instituto, fin de semana saliendo de algún trabajo o simplemente quedarse botado a oscuras en medio de un toque de queda entre sonidos lejanos de balas y coches bomba, aunque turbulentos episodios, todo tiene un soudtrack.
Nadie que conozca se percato que vivir los sueños (que al final de cuenta son puros inventos de nosotros mismos) sería la sentencia de muerte para estos al son del Heavy… los noventa fueron mas oscuros, tan crudos que lo áspero resultó ser tan común como el “pan con chicharrón”; del final de los noventa ya me ocupare porque aunque carentes de esta mágica esencia reconozco que no resulto aburrido.
Podría apostar que todo esto tiene que ver mas con la adolescencia que con el Heavy, pero hay que aceptar que de este estilo de Rock emana un ambiente bastante soñador, al final de cuentas aquellos días lo podrían aplicar también mis padres a Elvis, The Beatles o Bob Dylan, a lo mejor es simple cuestión generacional, pero para mi… al Heavy y a aquel tiempo puedo llamarlo DÍAS DE HEAVY.