I
Una pieza desprendida
de algún artefacto que no parece tener una utilidad para el más común individuo
Así me habrán
de encontrar en el camino cotidiano
En los días que
pasan tan rápido que no puedo calcular cuánto tiempo puedo mantener perceptible
una emoción
Soy ahora un
testigo dejando atrás el papel de protagonista de mis propios días
No se por
cuanto tiempo puedo mantener vivas las memorias en este gélido ambiente de
miradas que se desvían o se ocultan
Bostezando asisto
los nuevos desfiles donde los payasos en sus mejores actos tratan de impresionar
carentes de oscura esencia o profunda convicción
Soy ahora un
espectador fundiéndose con su propia sombra difusa
Sonriéndole a
los entusiastas que comienzan el jugo creyendo que imponiendo sus reglas el destino
cambiara sus designios.
II
Si ha cambiado
su vida y ya no disfruta de los oscuros placeres de una vida distinta
si después de
todo conquisto la sima que miraba desde su adolescencia
si descubrió que
nunca se diferenció de los demás maniquíes en un escaparate de un mal al azar
si dejo de ser única
si descubrió que
era distinta
ya es demasiado
tarde para seguir escarbando en la arena seca en busca de una explicación
se podrá tener
una buena colección de momentos felices, pero nunca se dejará de encontrar el pasado
como la calle
quizá ya no la recorremos,
pero sabemos que nos espera.
III
He perdido la
cuenta de a quienes le he permitido me engatusaran
cuando la
realidad depende de un demente es tan fácil manejar las mentiras
este tiempo cae
en una simpleza tan apabullante
que el silencio
deforma mi concepción del tiempo
este tiempo reacciona
con tal practicidad y control
que no existe
absolutamente nada que resulte endemoniadamente entretenido
la ciudad
nicotina a caído en una horrenda y hermosa pasividad que enferma mis sentidos
y tras el parabrisas
lo me queda el orgullo de mis días más oscuros.
IV
A la vuelta de
la esquina
me hayo
en un fogonazo
de la memoria
en el último toque
al botar la ceniza
en el ultimo
registro de presencia humana para las noches de final de estación.
© Fran Terrones Julca