martes, 21 de enero de 2014

El gato Fenix


Con esas gotas nacientes de mi pupila
iba yo curando el ala de un ángel que en mi yermo yacía
la tinta roja se derramaba en las páginas donde fuera yo a imprimir
los hechos que al terminarlos serían las más hermosas quimeras
que mi retorcida memoria no desecha en sus zambullidos alcohólicos.

Repaso las paginas en reverso como si del dueño del tiempo se tratara
quizá es demasiado tarde
quizá siempre fue demasiado tarde para sobre la burla de un vaticinio andar
sin importar las palabras que nacieran de lo más hondo de un casi inaccesible mundo
sin importar las suplicas de un espíritu dispuesto a desvanecerse en las horas continuas
el recorrido del mundo sigue en su interminable he invisible línea que nos rige y particiona
nuevas eras
nuevas sectas
nuevos amores
y una nueva silueta que a desritmo palpita con el latir de los vulgares corazones que circundan su espacio.

Un renacimiento cuesta sentimientos que no caben en el futuro inmediato
en el respiro comunitario que sopla con el gélido aliento que inibe el sentir innato
de tocar a tu puerta elevando mi cabello en la dirección contraria con la que ni lo intento
recojo los pasos y episodios que regados  deje hace tanto que solo se repiten cuando parto.

Como hecho de rojos naipes se desbarata el castillo que nos resguardaba
el oscuro sendero que he recorrido es una línea más desde esta altura
me aferro con las garras a los recuerdos desafiando la gravedad
desde este tejado he caído tantas veces que bostezo en la distancia de caída.

Adentrándome en la humedad y las lluvias de naturaleza extraña
agotando en cada respiro el negruzco espacio sobre el que practico maromas
fallecen relaciones que volaban en las ilusiones de reglas autónomas
de un campo de secas promesas secas y retorcidos arboles donde anidan fantasmas
vengo
y hacia las tierras de ardiente asfalto y colinas de frio pavimento donde se erigen las rutinas
voy
aunque volver por siempre será el deseo que con el pasar de las nubes casi no se extraña.

Se ha quemado mi traje colorido con las llamas de una adolescencia demente
la normalidad es un recurso que se espera de quienes nunca vieron la interrogante
escapando del edén establecido
o paseando por el caos del olvido
este mecanismo de engranes biológicos ante la presión de las miradas no sede
en el silencio genera ecos
en la ausencia destella

y en los sueños calla.

Una figura que atestigua ha sido relegada del protagonismo de sutil forma
observo al público y a los actores en una cotidianidad cada vez más distinta
en desbalance por el borde de las avenidas y puentes existe siempre una plataforma
desde donde mis ojos recolectan las luces que enmarcan el trajín de otra historia.






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