bajo un montón de polvo

recibo pequeños impulsos de sentimientos que permanecen desaparecidos y de los cuales quedan solo residuos luminosos en un espacio recóndito de mi cráneo.
Hasta aquí he de llegar,
con emociones distorsionadas,
con mis antenas corroídas
hasta aquí con esta voz que va mutando hasta ser parte del ruido ambiental.
Todo está quieto
el calor avanza como un reptil en llamas
el viento se detiene petrificando la escena para nuestra memoria
Las palomas a las que he escuchado toda mi vida desde mi ventana
me han visitado
me miran como reconociendo a un extraño
como esperando
me rodean mientras me acuesto.
El sol desciende
arrastrando su tedio
paso a paso
de bar en bar
Aunque giran las horas, firmes están los instantes que se chorrean por los drenajes de nadie
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