Elemento
invisible que nos toca de manos de una soledad
sin
aliento
el
cansancio se apodera de mis miembros al pensar en escapar
¿Por dónde?
¿A
dónde?
los
rastros de sangre ajena no son señales de un rumbo a seguir
el
dolor se apodera de la fuerza en nuestro propio espíritu confundido
se alimenta de oscuras visiones frente a
la brillante verdad percibida por sentidos desconocidos.
De
pronto disminuye atenuando el conflicto de la realidad con el tiempo
sincero,
real
y sin forma,
nos
despierta en esta unidad de nervios que somos.
Hincón
en el alma
innato
quehacer para el cuerpo inadvertido
levanta
defensas
levanta
advertencias
rodeado
de sonidos
como
choque eléctrico se expande
como
ente mágico
elige
presentarse y cuanto quedarse.
© Fran Terrones Julca