con los minutos escasos que gotean rojos se van formando un minúsculo océano
allí es donde se ahogaran los poemas que no logré escribirte
allí es donde me lavaré de los pecados que cometí contigo.
Inútil será por fin tratar de averiguar la fuente de tantos latidos
serán finalmente mis delirios quienes me acompañen esta noche al infinito
que alivio será mi partida para algunos
que tristeza para los demonios que me tuvieron por aliado.
Mientras el último sonido va abandonando mi cerebro
la vida tibia se arrastra por mi piel precipitándose a la oscuridad
una libertad congelante me abraza y arrulla con un canto desconocido
un descanso anhelado que tú me has regalado…